Sobrepeso en niños, como prevenirlo¡¡¡¡¡
Hace años en nuestro entorno los alimentos que consumíamos habitualmente tenían una procedencia cercana, de muy pocos kilómetros a la redonda, ya que las comunicaciones eran escasas y lentas.
Los alimentos frescos y perecederos no podían ser trasladados, ya que fermentaban y se estropeaban. Solo los alimentos artesanales, debidamente procesados para su conservación.
Por tanto, la mayoría de los alimentos consumidos en la alimentación tradicional procedían de productores locales y solo durante periodos de “temporada”. Cuando se terminaba la temporada de un producto, se iniciaba la temporada de otros productos.
Sobre todo en el invierno y a principios de primavera había escasez de alimentos, debido a la climatología hostil. A menudo era época de ayuno obligado y a veces institucionalizado como la “cuaresma” de los países cristianos.
A los que se sumaban los alimentos vegetales desecados, que permitían su conservación durante un periodo largo de tiempo, pero que se mantenían “vivos”, con todas sus propiedades y con la capacidad de germinar, como los granos de cereales, las legumbres, los tubérculos, las semillas, los frutos secos, las frutas desecadas y finalmente las aceitunas, de las que se extraía el aceite de oliva.
Con estos alimentos se elaboraba el pan, las ensaladas, y guisos a los que ocasionalmente se añadían pequeñas porciones de alimentos de origen animal a modo de condimento, debido a su alto precio y a la dificultad para conseguirlos.
El consumo de alimentos de origen animal en la alimentación tradicional era escaso y quedaba reservado para celebraciones y agasajos.
Los alimentos artesanales que tenían la propiedad de mantenerse comestibles durante un periodo más largo de tiempo, se reservaban para los periodos invernales.
Predominio de alimentos de origen vegetal: Productos vegetales frescos, perecederos, y de temporada.
Limitación de alimentos de origen animal, usados ocasionalmente como “condimento” para guisos y cocidos.
Reserva de los alimentos artesanales e industriales para los periodos de escasez.
¿Disponemos de alimentos adecuados en la actualidad?
Actualmente no tenemos problemas de abastecimiento en la mayoría de nuestros hogares. No se presentan temporadas de hambruna como sucedía antaño, y los recursos sociales se encargan de proveer alimentos a las familias más necesitadas.
Los medios de transporte nos traen alimentos frescos y perecederos de buena calidad, habiendo aumentado enormemente la variedad de alimentos de los que disponemos y que antaño no se conocían.
Vienen de sitios a veces muy alejados de nuestra residencia y disponemos de ellos no solo durante el periodo de temporada, sino que podemos adquirirlos durante todos los días del año, al ser de procedencia geográfica lejana con otro ciclo climático.
La lista para elegir alimentos saludables ha aumentado exponencialmente. Hace aproximadamente 50-60 años, habría menos de 50 productos en los mercados tradicionales en los mejores momentos de temporada.
El porcentaje de gasto de las familias en alimentarse ha disminuido considerablemente; antes se trabajaba para poder comer cada día, actualmente se pueden hacer muchas más cosas.
Estamos en una situación optima, para que tu familia y tus hijos se alimenten adecuadamente, y para mantenerles en un magnífico estado de salud ….. y sin embargo nos hemos encontrado de repente con un elevado número de enfermedades que antes eran inusuales y que hemos denominado “enfermedades de la civilización occidental”.
Cuáles son las características de las “enfermedades de la civilización occidental” en los niños:
Hay un acumulo excesivo de grasa corporal en toda la población, que no sabe como desprenderse de ella y que conduce hacia el sobrepeso y la obesidad.
Hay un exceso de afecciones y molestias respiratorias que ocasionan dificultad respiratoria, toses irritativas frecuentes y a veces fatiga por broncoespasmo, que van configurando el asma infantil.
Hay una tendencia hacia la piel seca, áspera y pruriginosa, que va conformando la dermatitis atópica.
Hay cada vez más niños con enfermedades reactivas frente a pólenes, epitelios de animales, hongos, polvo doméstico, etc., que condicionan la rino-conjuntivitis y el asma alérgico.
Hay cada vez más problemas con determinados alimentos, que conducen a intolerancias alimenticias.
Ha aumentado la reactividad clínica frente a las enfermedades víricas, de modo que los catarros se repiten y aumentan de intensidad, convirtiendo la experiencia de la guardería en un verdadero suplicio para los padres y el niño.
Hay una mayor susceptibilidad a las complicaciones bacterianas, repitiéndose procesos como las faringo-amigdalitis, otitis y rino-sinusitis, que a menudo llevan aparejados un excesivo tratamiento con medicamentos.
Hay un exceso de formación de tejido linfoide, que origina el agrandamiento de amígdalas y vegetaciones, que finalmente tienen que ser operadas, porque conducen a la obstrucción nasal persistente e incluso a no poder tragar los alimentos.
Hay muchas dificultades digestivas frecuentes, que van en aumento, como las regurgitaciones, los vómitos, los dolores de barriga, el estreñimiento, las hemorroides, etc.
Es frecuente la inapetencia infantil, con el extraño rechazo de los niños sanos a la comida habitual, que hace pensar en un estado de empacho persistente.
El dolor de cabeza recurrente, el dolor de extremidades y otras muchas molestias que podríamos añadir y que debido a su mayor incidencia desde que nos hemos incorporado al desarrollo industrial, van delimitando las patologías que hemos llamado“enfermedades de la civilización occidental”.
¿Cómo nos alimentamos en la era híper-industrial? ¿Qué está sucediendo? ¿Cuál es el modelo actual?
Hemos modificado el modelo de alimentación tradicional casi sin darnos cuenta. De la noche a la mañana estamos cambiando los hábitos y las conductas en torno a la alimentación
Hemos dejado de ir al mercado y a la tienda de la esquina; ahora vamos al super-mercado.
Hemos dejado de tomar alimentos frescos, locales y perecederos; ahora tomamos alimentos procesados.
Hemos dejado de comprar alimentos a diario, ahora los compramos una vez a la semana o más.
Hemos dejado de cocinar y preparar los alimentos; ahora nos dan las comidas pre-cocinadas.
Hemos dejado de comer en familia; ahora se come en el colegio, en el trabajo, en el bar de enfrente.
Hemos roto el vínculo social de la comida, con los padres, los hermanos, y los abuelos; ahora comemos solos o con los compañeros de trabajo.
Todos estos cambios van conformando una nueva manera de alimentarse y de nutrirse.
¡No son los mismos nutrientes!
¡Son los nutrientes de la era híper-industrial!
Nutrientes que nos conducen a las “enfermedades de la civilización occidental”
Por si no te has dado cuenta, vamos a repasar cuales son algunas de estas diferencias:
Antes se bebía agua fresca, actualmente se consumen multitud de bebidas azucaradas.
Antes se tomaba pan “entero” o integral y actualmente se toma pan blanco o refinado.
Antes se tomaba fruta como postre, ahora el postre se relaciona con dulces, helados y pasteles.
Antes se consumían muchos alimentos de origen vegetal, como frutas, verduras, hortalizas, legumbres, setas, etc. Actualmente se ha reducido enormemente su consumo.
Alimentación industrial
Antes se tomaban pocas grasas y proteínas de origen animal. Actualmente se consumen proteínas hasta cuatro veces las recomendaciones de las Agencias de Salud Internacionales.
Antes apenas se consumían aditivos y productos conservantes. Ahora se nos acumulan
Antes se tomaban ocasionalmente productos artesanales o industriales. Actualmente se consumen infinidad de productos elaborados y modificados por la industria.
¿Cómo podemos alimentarnos correctamente para controlar el peso y ser fieles a nuestro nicho ecológico?
Alimentación Tradicional
Para que tú y tus hijos escapen de las garras industriales, por motivos fundamentalmente economicistas, es necesario que tengan una fuerte convicción.
¡Tenemos que armarnos ideológicamente!
Somos seres humanos y nuestra alimentación tiene un modelo patrón, está pre-diseñada. No podemos comer de” todo”. Tenemos un nicho ecológico, como todos los seres vivientes.
Comer de acuerdo a nuestro nicho ecológico es también respetar el nicho de los demás seres vivientes. Podemos convivir juntos en el Planeta y el conocimiento de nuestras necesidades y la de los demás seres vivientes nos llevará al equilibrio de las especies. La destrucción de los demás nichos ecológicos, es también el inicio de nuestra propia destrucción.
Sin contaje de calorías, sin modificación de la actividad física, con una dieta familiar e intuitiva.
Los resultados han sido muy satisfactorios.
Solamente ha sido necesario ser tercamente afín a la Dieta Tradicional y resistente a las manipulaciones del mercado.
No es fácil, es muy difícil debido a la presión que ejercen el marketing y la publicidad, pero es muy ilusionante su consecución porque nos conduce a un Estado de Salud, y a lo “Lo que tiene sentido”.