El Niño que No Sube de Peso
Niños que a pueden pasar meses sin subir prácticamente de Peso. Porqué no hay que preocuparse en la mayoría de los casos y cuándo sí deberíamos los padres.
Es muy muy habitual que esto sea un comentario en la consulta cuando no la causa principal por la que una familia acude a mi consulta.
Pero lo llamativo es que en la mayoría de los casos todo está bien.
Evolución normal del Peso
En algunos casos el problema es que los padres no entienden que la ganancia de peso que los bebés tienen al principio debe hacerse más lenta.
Suelo poner un ejemplo: Si lo niños siguiesen ganando 200 gramos por semana con 10 años habrían subido 104 kg de peso (52 semanas x 10 años x 0,2= 104 kg).
Las curvas de crecimiento son “curvas” porque cuanto más crece un niño menos va ganando cada semana.
De modo que durante los primeros 3 meses suelen ganar 150-200g / semana.
De los 3 a los 6 meses suelen ganar 100-150 g / semana.
De los 6 meses en adelante suelen ganar 50-100 g / semana.
Pero además, la ganancia de peso no es constante. Unas semanas se puede ganar mucho más de lo habitual y otra puede no ganarse o perderse un poco de peso. Y esta irregularidad aumenta conforme el niño crece. Lo habitual en niños mayores de un año es que puedan pasar varios meses con un mismo peso y de repente ganen mucho.
Pero ¿Cómo está su peso?
En muchos de los casos en que los padres comentan que su hijo no gana peso, éste es normal.
Para comprobar si es tu caso te recomiendo que lo valores en las Tablas de la OMS.
Pero debes entender que estar por debajo de la media no es nada malo. Las tablas son estadísticas hechas con datos de Niños Sanos. La mitad de los padres están condenados por la estadística a preocuparse porque el peso de su hijo está por debajo de la media.
Lléndonos a valores más extremos, tener un peso en el percentil 10 por ejemplo sólo es algo descriptivo. Nos dice que el 10 % de los Niños Sanos de su edad pesan menos que él. Y están sanos siendo así.
Sea cual sea el percentil de peso de un niño lo importante es:
– Seguir su evolución. Una alteración importante de los percentiles en los que suele moverse es lo que puede alarmar de que hay un problema.
– Valorar si el niño está sano o enfermo. Esto es lo esencial. Da igual el percentil en el que esté, si está sano no hay que hacer nada.
Causas más frecuentes de un estancamiento en el peso
Cuando realmente hay un estancamiento y el peso se detiene o baja durante semanas o meses debemos plantearnos en primer lugar si nuestro hijo tiene algún síntoma de que haya un problema: Dolor abdominal, Debilidad, Vómitos frecuentes, Diarreas frecuentes, Dermatitis…
Las causas más frecuentes de una bajada o parada de la ganancia de peso suelen ser:
Intolerancias y alergias alimentarias.
Enfermedades crónicas (Bronquitis, amigdalitis, otitis, infecciones de orina de repetición).
La simple sucesión de enfermedades agudas en los primeros años de escolarización. Mocos, mocos y más mocos, que el niño está constantemente tragando y hacen que pierda el apetito. Hay que entender que el moco está compuesto de azúcar y proteínas y es muy nutritivo. Pero claro, es reciclaje puro. Segregando y digiriendo moco poco peso va a ganar.
Mala Dieta. Otra causa importante de estancamiento, especialmente a partir del 1º año de vida es lo que llamamos Anorexia del primer año.
Intolerancias y alergias alimentarias
El pediatra que le sigue debe valorar cuáles pueden ser lo causantes en función de su evolución de peso, la pauta que has seguido en la introducción de los alimentos y el momento a partir del cual el peso se estancó.
Enfermedades crónicas
Aquí la clave es ir más allá del tratamiento de cada una de las crisis y abordar tratamientos para prevenirlas.
Infecciones en los primeros años de escolarización
Sólo en contados casos responde a que el niño tienen un problema con su sistema defensivo. En la mayoría de los casos funciona perfectamente, pero hasta que se pone al día de los gérmenes con los que vamos a convivir toda nuestra vida pueden ser 2-3 años desesperantes, en los que suelen estancarse de peso en invierno y ganar peso en verano.
Mala Dieta
Cuando los niños descubren que hay una gran variedad de sabores que no habían probado en sus primeros meses de vida y son mucho más apetecibles que esos monótonos purés a los que muchos están acostumbrados, suelen empezar a rechazar su alimentación habitual.
Si eso se acompaña de un estancamiento en el peso la reacción innata de los padres es ofrecerle lo que el niño acepte. Cuando esto ocurre la dieta empieza a hacerse cada vez más limitada en lugar de ir ampliándose. Y el peso se resiente más. Entramos en un círculo vicioso en el que cuanto más se estanca el peso, más proclives son los padres a ofrecerle al niño lo que le gusta. Habitualmente lácteos azucarados.